Merecida victoria de la Náutica ante el Hospitalet
La Liga, confirmando lo observado desde los albores de la misma, esta teniendo un desarrollo apasionante. La importancia de una victoria va mas allá de los tres puntos que lleva aparejados. Qué no decir si se encadenan dos seguidas como es el caso. Y eso que el desplazamiento desde el Nervión al Llobregat no era de esos que, a priori, pudieran tenerse como propicios a los intereses visitantes.
Los de la Villa jarrillera salieron sólidos, tanto en ataque (gol en las dos primeras posesiones) como en defensa. Una combinación de pausa frente al arco rival e intensidad para proteger la portería propia apuntalaban el dominio visitante. Sin embargo, pasada la sorpresa inicial, los locales recuperaron el pulso encadenando cuatro goles. Por el lado vizcaíno, se genero un conato de intranquilidad. Sin embargo, fue un espejismo roto con el primer descanso.
La reanudación puso de manifiesto la firmeza del equipo portugalujo. Con la defensa mas ajustada, pusieron a prueba la calidad del portero visitante, émulo de las prestaciones que Elkin ofrecía cerrando la portería azul y amarilla. Si la defensa vasca se imponía, en ataque la alternativa de juego interior hizo que Max lograra dos goles con los que el partido se igualaba.
Tras el descanso largo llego la mejor versión de los jarrilleros. Espectaculares en defensa, y pese a mantener el sempiterno déficit de acierto en superioridad, aspecto que los locales no mejoraban, el domino portugalujo se tornaba evidente. Casi medio partido separaron el cuarto y quinto goles del equipo local. Toda una muestra.
El cuarto postrero puso de manifiesto que los nervios son el "octavo" jugador. Imprecisiones y brazos pesados en ambas escuadras. Mediado el periodo, un trallazo de Shasha adelantaba a la escuadra portugaluja. Encorajinados, los locales empatan con la única superioridad en que lograron marcar, y una contra que acaba en penalti. Empate a 7 y dos minutos por delante. Tensión. Con paciencia, los de Portu obtienen un penalti mientras la campana anunciaba el último minuto. En esta ocasión, la pelota quiso entrar.
Quedaba una jugada que defender. Una sola. El banquillo local pide tiempo muerto. Logran una jugada en superioridad. Estrategia diseñada. Quedan 36". Atentos en defensa una vez mas, Joel arruino la idea barcelonesa. Solo quedaba mover el balón hasta acabar.
Una victoria merecida en un momento crucial de la temporada. Definitivamente, este equipo se encuentra cómodo jugando en piscina descubierta, y mas cuándo el campo se alarga hasta 30 metros. Dos victorias seguidas les han aupado hasta la cuarta posición de la tabla, a la espera de recibir el próximo Sábado al Metropole canario. Importante no tropezar en casa.
