Un mural denuncia la desigualdad de las mujeres en el mundo laboral
Se ha conseguido que la Igualdad sea un tema prioritario y de candente actualidad, que toda la sociedad debata sobre ello y que de esta manera se vayan dando pasos, aún insuficientes, hacia la plena igualdad de mujeres y hombres.
Pero todavía queda mucho por hacer y el Ayuntamiento de Portugalete no dejará de trabajar de forma continua como lo ha venido haciendo desde hace años para avanzar en ese camino.
Hoy se presenta el mural realizado por la artista portugaluja Sonia Rodríguez Vázquez en el Grupo Alonso Allende, cuya simbología alude al llamado “techo de cristal” que sufren las mujeres en su carrera profesional.
El “techo de cristal” es una barrera invisible que se encuentran las mujeres a la hora de optar a un ascenso laboral, ya que por su condición de mujer tienen muchos más problemas que los hombres para acceder a puestos de responsabilidad. Esta situación queda patente desde el momento en que una mayor formación y cualificación de las mujeres y un mayor acceso al mercado laboral no han generado un incremento proporcional de presencia en posiciones de poder.
El discurso del mural comienza en la pared lateral, a la derecha, donde aparecen una serie de cristales y un ojo femenino llorando lágrimas y trozos de cristal. Es la representación de la situación actual de la mujer en el mundo laboral, claramente en desigualdad frente al hombre.
Esta marea de injusticia queda reflejada en la ola que recorre la pared de derecha a izquierda, donde encontramos el árbol de la vida representado por un tronco femenino y hojas multicolores con la intención de destacar un cambio optimista, la reparación por derecho de una situación injusta que vulnera los derechos de las mujeres.
En la imagen de las paredes frontales aparece el mencionado techo de cristal por encima de la mujer que lo mira. Pero lo realmente importante del conjunto es la presencia de la niña que mira a los trozos del techo de cristal a la misma altura, simbolizando un futuro próximo donde las mujeres tendrán las mismas oportunidades laborales. De ahí que el techo esté roto.
En definitiva, es la representación de un cambio en la sociedad con respecto a la igualdad de oportunidades laborales, en el momento presente y en el futuro próximo. Ambas situaciones están unidas por una ola que conecta la transformación de la mujer actual en “el optimismo y nuevos aires” del pelo de la niña o, lo que es lo mismo, un futuro próximo más justo.