Presentado un estudio sobre el impacto emocional de la pandemia en los adolescentes

Primi Huerga, de la Fundación Trocóniz Santacoloma, María José Blanco, concejala de Servicios Sociales, y el psicólogo Igor Cortón
Un 70% dice haber sufrido tristeza durante el confinamiento y cree que la sociedad postCovid será igual o peor que la anterior

El contexto social, económico y sanitario consecuencia de la pandemia puede tener como resultado un impacto sobre las emociones y la conducta de la población infantojuvenil, al generar una serie de factores de estrés que impactan en niños y adolescentes y que pueden tener como consecuencia alteraciones en las emociones y la conducta.

Por ello, la Fundación Trocóniz Santacoloma planteó al Ayuntamiento realizar un estudio del impacto emocional de la pandemia en adolescentes, entregando un cuestionario on line para recoger datos cuantitativos y estableciendo una sesión formativa en inteligencia emocional para recoger datos cualitativos. En la muestra participaron un total de 241 adolescentes de diferentes aulas con edades comprendidas entre los 13 y los 15 años. 

Del estudio se concluye que durante el confinamiento aumentaron la ansiedad y la preocupación (60% de las personas), el miedo (55%) y la tristeza y el aburrimiento (70%). Por el contrario, disminuyeron los sentimientos de alegría y tranquilidad (52% de las personas). A medida que se fueron relajando las medidas disminuyó el porcentaje de las personas que padecían dichas emociones. Durante la segunda ola se observa cómo estos porcentajes vuelven a ascender ligeramente, sin llegar a las puntuaciones dadas durante el confinamiento.

No quedar con amigos 

Por sexo, las personas no binarias son las que más presentaron estos sentimientos, seguidas del público femenino y público masculino. En lo que respecta al nivel socioeconómico, no hay grandes diferencias en los porcentajes de las personas que han sentido aburrimiento o preocupación.

Hay que destacar que las emociones de rabia, aburrimiento o tristeza más intensas se produjeron al no poder quedar con amigos y no poder practicar deporte u otras aficiones. También el miedo dominó durante el confinamiento al ver la cantidad de casos y las cifras de fallecidos. La alegría, la ilusión y la esperanza se vivieron de forma más intensa en el verano. 

Como consecuencia de la pandemia, aumentaron los problemas de sueño, irritabilidad, tensión y nerviosismo con la familia, con los amigos y en clase, si bien el 59% manifiesta haberse adaptado bien a las clases on line. Factores como no disponer de un espacio adecuado para el estudio o de un ordenador y no tener acceso a internet están detrás de las razones de parte de los que manifiestan haberse adaptado mal.

Es reseñable que un 70% de las personas estudiadas han realizado tareas de ayuda a otras personas en el contexto de la pandemia. Además, el 13% de los adolescentes indican que en sus unidades familiares no se siguen las medidas de protección y el 37% informan que en su hogar no hay miedo al contagio. Asimismo, el 100% afirma utilizar la mascarilla (el 91% dice utilizarla siempre y el 9% solo a veces). El 99% dice limpiarse siempre o casi siempre las manos y el 87% mantener la distancia la mayoría de las veces. Hay un 13,7% que hoy en día limpian tres veces los objetos que usan, lo cual puede considerarse un posible indicador de conducta excesiva.

Difícil cumplir las medidas

El 70% piensa que la sociedad post Covid-19 será igual o peor que la anterior a la pandemia y la mayoría no cree en el efecto de la vacunación y asegura que cumplir con todas las medidas le resulta difícil e incoherente en ciertos aspectos. También una mayoría normaliza actitudes de irresponsabilidad por los jóvenes, alegando estar ‘en la edad de explorar’.

En las conclusiones cualitativas se han encontrado diferencias de género significativas. Mientras la mayoría de chicos define el confinamiento como un momento divertido en el que compartían muchas horas con los compañeros a través de videojuegos, una mayoría de chicas lo define como agobiante y aburrido. Su método de relación fue a través de videollamadas o redes sociales. 

También se observa menor concienciación entre las chicas a través de respuestas más negacionistas sobre la pandemia (‘no existe’ o ‘no creo que vaya a contagiarme nunca’) e incluso, en el incumplimiento de normas.