Orgullosos de Portugalete y sus vecinos

Cientos de vecinos de movilizaron para ayudar a Vitori
Cientos de portugalujos acuden a Repélega en defensa de Vitori, una vecina cuya casa había sido ocupada y que han logrado recuperar

EDITORIAL

Ayer Portugalete se volcó en defensa de la justicia. La justicia con palabras mayores, la justicia para defender a nuestra vecina Vitori de 94 años, que un día salió de su casa a cuidar a su hermana enferma y cuando volvió se encontró que no podía entrar en su casa porque la habían ocupado.

No había que darle muchas vueltas, lo que le sucedió a Vitori era claramente una injusticia, y debería haber tardado 10 minutos en recuperar su casa. Pero no fue así, la justicia, lenta y sobreprotectora con los delincuentes, pretendía dilatar la solución durante meses o años. Años que Vitori no tenía.

Ha tenido que ser la movilización del pueblo Portugalujo, un pueblo pacífico pero enfadado y harto, el que ha enseñado a nuestros dirigentes que la justicia que llega tarde es otra injusticia y cuando hay voluntad y propósito se puede conseguir.

Repélega y Portugalete, jóvenes y mayores, se han unido en defensa del futuro del barrio y de su municipio. Un pueblo que ha querido dejar claro que no hay que tener impunidad con nadie y que la fuerza pacífica de todos logra objetivos que, a priori, son muy difíciles de conseguir.

Gracias a los vecinos y vecinas que han tenido el valor de unirse para defender a Vitori y recuperar pacíficamente los derechos que nos estábamos dejando arrebatar por la inacción de aquellos a quienes habíamos confiado su custodia.

Necesitamos seguridad; seguridad física y legal, que permita desarrollar nuestra vida normal y cotidiana con tranquilidad y libertad, que permita que nuestros comerciantes puedan abrir la persiana sin miedo, que nuestros abuelos puedan sacar dinero del banco sin que sean asaltados, que podamos hablar por el teléfono móvil sin que nos lo roben y que nuestras hijas puedan andar por la calle a la hora que quieran sin ser agredidas.

Apelamos a políticos con mayúsculas, políticos que no se pongan detrás de una pancarta a protestar contra los actos de los delincuentes, sino que se pongan detrás de una mesa a redactar nuevas leyes que sean las herramientas que necesitan nuestra Policía Municipal, nuestra Ertzaintza y nuestros jueces para impartir justicia y que también les asignen las partidas presupuestarias necesarias para que todo ello se realice con rapidez y diligencia.